En
2002 tres sacerdotes misioneros
partieron desde Argentina
hacia Mozambique movidos
por el Espíritu
de Jesús misionero,
y en seguida asumieron
la atención pastoral
de la Misión de
Muvamba,
en la Diócesis
de Inhambane.
En 2005, otros tres nuevos
misioneros cruzaron el
Atlántico hasta
las costas del Índico
que bañan el oriente
africano y comenzaron
a trabajar en una populosa
parroquia de Xipamanine
situada en Maputo, la
capital de Mozambique.
Los Misioneros Redentoristas
somos una comunidad fundada
por San Alfonso en 1732
para evangelizar entre
los pobres y en lugares
abandonados y necesitados
de atención pastoral.
Estamos presentes en más
de 75 países del
mundo, dando la vida por
la abundante redención,
para que cada hombre y
cada mujer puedan conocer
a Jesús, formar
parte de una comunidad
y así compartir
y celebrar la vida que
Dios nos ha regalado.
Deseamos servir a la Iglesia
de Mozambique que vive
y trabaja, sufre y ama
en un contexto de pobreza
extrema y de grandes desafíos.
Nuestro servicio misionero
se orienta fundamentalmente
en consolidar la vida
de las comunidades cristianas
por medio de la animación
pastoral, las visitas
a las familias y la formación
de líderes y agentes
de pastoral. Al mismo
tiempo, acompañamos
el proceso de desarrollo
de las comunidades, fomentando
y gestionando diversos
proyectos para mejorar
la calidad de vida de
todos.
Actualmente sólo
hay seis sacerdotes redentoristas
argentinos en Mozambique.
En 2008, se sumaron 3
voluntarios laicos. Muchos
otros desean ir a servir
en ese país y muchos
jóvenes en nuestros
seminarios también
se están preparando.
Los recursos que disponemos
para apoyar a la Iglesia
en Mozambique son limitados,
pero la Providencia se
está manifestando
a través de la
generosidad de muchos
hermanos y amigos que
nos ayudan continuamente.
Por eso te invitamos a
compartir solidariamente
con las comunidades de
Mozambique. Deseamos que
también estés
entre ellos.
Cerca
de 750 millones de personas
viven en África,
un continente que está
llamado a superar las grandes
crisis sociales de los últimos
años. El gran reto
al entrar el Tercer Milenio
es, para la mayoría
de los países africanos,
poder satisfacer las necesidades
vitales y alcanzar un nivel
educativo y sanitario aceptable
para la mayoría de
la población.
Los obispos africanos, compararon
la situación del
continente a la del hombre
que bajaba de Jerusalén
a Jericó y cayó
en manos de los asaltantes
(cf. Lc. 10, 25-37)
... Un samaritano tuvo compasión
y se hizo prójimo
de verdad de un pobre extranjero
casi muerto. Jesús
concluye la historia diciendo
al doctor de la ley: "Vete
y haz tú lo mismo".
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