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Tiempos de globalización, de nuevas tecnologías, Internet, consumo indiscriminado. Son tiempos de innovación, de comunicación vía satélite y alta tecnología.
Pero, ¿qué lugar ocupa África en esta globalización? ¿Es verdad que África ha quedado olvidada por la globalización?




¿QUÉ PASA CON ÁFRICA?

Al referirnos al proceso de globalización en un continente tan vasto como el africano, debemos aclarar que dentro del mismo existen "muchas Áfricas", y lo que puede suceder por ejemplo con Nigeria y Sudáfrica, puede repercutir distintamente en Tanzania o Gabón. Sin embargo, podría decirse que la globalización ha pasado de largo por este continente, ya que tras los años 80 y la crisis de la deuda que afectó la economía mundial, los flujos de capital hacia esta parte del mundo han decrecido y la tecnología no ha revolucionado la economía de los países africanos, como en otras partes del mundo.
Es importante recordar que no es el primer proceso de globalización que vive el África, sino que ya viene viviendo diversas etapas que han venido desarrollándose desde cuando los primeros exploradores europeos comenzaron a internarse en el continente, buscando comerciar con los habitantes del mismo, comercio que indudablemente era con beneficios totalmente desiguales para las partes. En el siglo XV se habla de una "primera globalización", con la institución de la esclavitud que ubica en el concierto mundial a África, como proveedora de mano de obra esclava, para un lugar tan distante como América, donde se desarrollan cultivos como el algodón y el azúcar, por ejemplo, que exigen grandes cantidades de esa mano de obra " casi gratis" para asegurar un alto beneficio económico.
Una segunda etapa de esta globalización se dio cuando las potencias europeas colonizadoras se repartieron el Continente en partes, a las cuales llamaron colonias, creando fronteras arbitrarias que dividieron a pueblos que quedaron perteneciendo a dos o tres países diferentes. El objetivo era asegurar la explotación de los recursos agrícolas y mineros en beneficio de las industrias de los paí¬ses colonizadores, e imponer cambios en las costumbres y creencia de los pueblos colonizados.
Una tercera etapa sería la que vino después de la independencia de los países africanos, llamada también neocolonialismo, y que se caracterizó como un tiempo en el que se siguió con la situación anterior, pero a través de otros medios como las presiones políticas y económicas, el endeudamiento progresivo, etc.
La última etapa, es la que estamos viviendo en este momento y en la cual comprobamos que el sistema produc¬tivo africano, imposibilitado de una acumulación propia de capital suficiente, no puede escapar en su proceso globalizador de la dependencia occidental. Al mismo tiempo descubrimos que el continente negro, que está sumido en un auténtico holocausto social, está organizando dentro de sí un movimiento social para construir una globalización alternativa.


¿Hay posibilidad de una globalización alternativa?

Se atribuye a Margaret Thatcher la frase, en inglés, TINA ("There is no alternative": No hay alternativa), refi¬riéndose a que no hay alternativa respecto al libre mercado y a su imposición en todos los países. Pero nosotros preferimos utilizar, también en inglés, la frase TAMA ("There are many alternatives": hay muchas alternativas), afirmando de esta manera que, si bien es inevitable el hecho de la globalización, no hay una sola manera de hacerla, sino que debemos de trabajar para que se extiendan sus beneficios a los sectores más desprotegidos de la humanidad.
En este proceso alternativo es importante el aporte de la Iglesia (que en estos años ha mostrado su interés por el África y su problemática), la cuál valiéndose de la doctrina social, trata de iluminar este proceso a través de una globalización en la solidaridad. El Papa Juan Pablo II de¬cía: el continente africano necesita "una globalización en la solidaridad, una globalización sin marginación', Esta manera de realizar la globalización significaría una globalización con ética (menos violaciones de los derechos humanos), con equidad (menos disparidad en y entre las naciones), con inclusión de todos los sectores (menos marginación), con seguridad humana (menos inestabilidad de las sociedades y menos vulnerabilidad de la gente), con sustentabilidad (menos destrucción del medio ambiente y con desarrollo (menos pobreza y marginalidad). Es un proceso globalizador donde se acentúa la preeminencia de la persona sobre los beneficios económicos, el trabajo sobre el capital, y la cooperación sobre la competencia. Es un proceso globalizador que es una expresión concreta de la opción preferencial por los pobres.
En este proceso alternativo, la Iglesia no se siente ni es protagonista exclusivo de esta propuesta alternativa, sino. que se descubre dentro de un gran movimiento alternativo que va construyendo lo que se ha dado en llamar, la globalización desde abajo. Dos recientes campañas, como ejemplo de esta globalización desde abajo, han tenido un impacto significativo en África: la campaña contra las minas antipersonales y la campaña para la cancelación de la deuda externa.


LOS DESAFÍOS MISIONEROS DE LA IGLESIA AFRICANA

La globalización y los signos de los tiempos abren nuevos desafíos a la Iglesia Africana. Podemos sintetizarlos con palabras claves:

AFRICANIZACIÓN: Una vez lograda la cristianización de la tradición africana, el cristianismo africano debe lograr la africanización de su experiencia cristiana. En medio del " imperialismo cultural" o "Mc Mundo" (integración cultural de música rápida - MTV, ordenadores rápidos -Windows- y comida rápida -Mc Donald's-)
vemos cómo los valores culturales tradicionales africanos (familia, comunidad, hospitalidad, respeto a la vida, res¬peto a los ancianos y antepasados, etc.) se encuentran con una violenta confrontación y entran en batalla desigual con los valores comunicados y transmitidos a través de este "imperialismo cultural". La Iglesia puede colaborar para reconstruir el tejido social desgarrado de la identidad africana indicando el camino hacia el resurgir de una nueva humanidad y personalidad africana. Imperativo que es urgente ya que "no hay nada más trágico que un pueblo que ha perdido sus raíces y se encuentra sin guía".

CRECIMIENTO: La participación de la Iglesia africana en la actividad misionera universal merece una men¬ción especial. Su empuje misionero es un signo de vitalidad. Signos positivos de esto son el aumento de vocaciones (sacerdotales y religiosas); la consolidación de Institutos Misioneros de fundación africana (como los Apóstoles de Jesús en Kenya y la Sociedad de San Pablo en Abuja), el enriquecimiento de los Institutos Misioneros que trabajan en África con miembros africanos; el crecimiento del laicado que se esfuerza en transformar la sociedad; los numerosos y cada vez más calificados catequistas.

AUTORIDAD: La estrecha relación entre autoridad religiosa y poder político en la persona del dirigente tradicional y la sacralización del poder traducido a nivel del Estado, ha llevado a un autoritarismo político. Algunos se preguntan, rescatando la más genuina tradición africana, cómo lograr una extensión del espíritu de familia a la nación; ya que el vínculo de unión de la comunidad tribal fue el parentesco. Esta iniciativa es apoyada desde el cristianismo al crear comunidades fraternas.

RECONCILIACIÓN: Un ejemplo de globalización de la reconciliación fue el trabajo internacional por la paz en Mozambique. También fue un hermoso ejemplo el proceso de reconciliación en Sudáfrica. A pesar de estos ejemplos, guerras civiles, luchas étnicas y conflictos armados persisten y subsisten. Los fundamentalismos y el terrorismo, marginación y opresión se constituyen en un obstáculo para la paz. La pobreza persistente y la opresión pueden conducir a la desesperación. Cabe recordar las palabras de Juan Pablo II en Burundi: "Pienso en las pruebas que han señalado a vuestro pueblo, que le han arrastrado a conflictos que han lacerado las comunidades y herido a demasiadas familias. Ahora el camino de reconciliación y de la concordia se ha abierto. ¡Aligerad el paso, que nadie dude en alcanzar el sendero de la fraternidad para que estas colinas no vean nunca más la repetición de la violencia¡". Globalizar la reconciliación, otra cara de la misión.

SALUD: El fondo global, creado en Génova en el año 2001 para contrarrestar el impacto de las tres bestias (Sida, Malaria y Tuberculosis), es un ejemplo de la globalización de la solidaridad, pero no alcanza. Una guerra silenciosa continua en pie: millones de infectados por el HIV, 22 millones de huérfanos a causa del Sida (cada día mueren 6000 perso¬nas por esta causa); decenas de miles de casos de malaria y tuberculosis que podrían ser evitados. A esto aún podríamos sumarle el hambre, otro azote que devasta el África. El trabajo conjunto entre Iglesia Local y otras (especialmente la Iglesia Europea), junto a ONGs y Organizaciones Guber¬namentales, es esencial en esta hora. El aporte de la Iglesia en este campo es fundamental ya que al ser la institución con mayor credibilidad está llamada a ser puente entre las diversas fuerzas que luchan por derrotar estos flagelos.

APERTURA: Indudablemente el Evangelio en África debe descubrirse cada vez más como fuente de una espiritualidad que sustente la voluntad de vivir la globalización en la solidaridad. Como la dinámica esencial integradora de las exigencias
del Espíritu de Dios en la realidad africana, con el fin de edificar una socie¬dad eucarística como un soplo de felicidad com¬partida.

MOVIMIENTOS DE DESPLAZADOS: Sin dudas que con más pobres y excluídos la violencia no cesará. Serán mayores los hijos predilectos de la violenta globalización actual: los desplazados, los refugiados, los inmigrantes. Los conflictos armados, el hambre, la enfermedad y toda clase de miserias empujan a los más decididos a marcharse en búsqueda de una vida mejor, atraídos por el reflejo de las riquezas que ven en Europa. Lo que comienza como un movimiento migratorio en búsqueda de mejores condiciones de vida, adquiere dimensiones globales y va tomando la forma de una auténtica rebelión. El fenómeno de la inmigración global quizás sea solo el primer síntoma de esa rebelión global que se nos viene encima y la misión deberá poner sus ojos sobre este nuevo desafío de la humanidad.

ECOLOGÍA O INTEGRACIÓN CON LO CREADO: Una observación para la creciente amenaza al medio ambiente para África se deriva de un aspecto particularmente preocupante de la globalización, el fenómeno del calen¬tamiento global. Esto se manifiesta, por ejemplo: en lluvias muy intensas y temperaturas en alza, lo cual favorece la procreación de los mosquitos (transmisores de enfermedades) y como consecuencia de esto, se da la extensión del radio de afectación de malaria. También, tomándolo a manera de ejemplo, el aumento de las lluvias produce aumento de inundaciones, causando epidemias de cólera en muchos países africanos. Otro desafío para la misión en África en el tercer milenio, ¿cómo recuperar la armonía con la naturaleza tan propia de la identidad africana?.



GOTAS DE SABIDURÍA

Un proverbio africano nos puede ayudar a resumir lo presentado en estas líneas: "Se puede obligar a la cabra a entrar en el redil pero no se la puede obligar a la manera como ella debe acostarse". Es un ejemplo de esta "lucidez crítica" que nos manifiesta que los africanos exigen "ser globalizados correctamente". Exigen que el mercado no debe ocupar todo el "espacio humano", que la integración en la globalización ha de hacerse con respeto a su identidad. El cristianismo africano también está llamado a jugar una función esencial en este proceso como en su momento lo hizo en Europa.
Mahatma Gandhi decía: "No quiero que mi casa quede encerrada entre murallas y mis ventanas queden tapadas. Quiero que las culturas de toda la tierra soplen alrededor de mi casa con la mayor libertad posible. Pero me resisto a que ninguna de ellas me derribe"
"África: permitid que vuestra casa esté abierta, sed hospitalarios. Pero que sea vuestra casa. Y sea vuestro futuro".

P. Juan Carlos Greco, imc.
Revista : Iglesia Misionera Hoy Nº463. Argentina