En el mensaje de Juan Pablo II a un simposio sobre
el desarrollo en África, que se celebró
en Roma, decía: "...Los numerosos
focos de violencia que ensangrientan a África,
el SIDA y otras pandemias, así como los dramas
de la miseria y las injusticias, siguen pesando
sobre el futuro del continente, produciendo efectos
negativos que hipotecan el desarrollo solidario
de África y el establecimiento duradera de
la paz y de una sociedad justa y equitativa. El
continente necesita con urgencia paz, justicia y
reconciliación así como la ayuda de
las países industrializados, llamados a sostener
su desarrollo, para que los pueblos de África
sean verdaderamente los protagonistas de su futuro,
los actores y los sujetos de su destino. Las comunidades
católicas del mundo entero están invitadas
a sostener a sus hermanos de África para
permitirles vivir una vida más humana y fraterna".
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