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La sede de nuestra misión posee grandes instalaciones, la mayoría de las cuales se encuentran bastante deterioradas, no sólo por el paso del tiempo, sino sobre todo por los tantísimos años sin ningún mantenimiento.

Tanto la dimensión de las instalaciones como su estado, son testimonios silenciosos y elocuentes de la historia y esto por partida doble: lo grande de las instalaciones muestra la concepción de misión que la Iglesia tuvo en estas tierras al momento de su erección (Misión como sinónimo de civilización, de desarrollo económico y social); su estado deteriorado hablan del larguísimo período en que dichas instalaciones pasaron al poder del estado (eran “propiedad del pueblo” según el slogan que se utilizaba en los tiempos cuando la ideología marxista mandaba con mano de hierro por estas tierras) que en la práctica significó “pasaron al poder corrosivo del tiempo”.

Una de las mayores expectativas de la gente local cuando llegamos para vivir aquí, ya hace 6 años, era la que con nosotros volverían “los tiempos dorados” de la misión, es decir la carpintería, los silos para guardar las cosechas, el taller mecánico, el hospital atendido por hermanas, la tienda de ramos generales que vendía a bajo precio, etc.

No es esta la perspectiva misionera que nos anima, pero ciertamente sabemos del vínculo que existe entre evangelización y promoción humana. Por la tanto de acuerdo con nuestras posibilidades vamos intentando reconstruir aquellas instalaciones que de hecho son acordes con las necesidades de la comunidad hoy.

El proyecto “Re – Construyendo” engloba todos los esfuerzos para recuperar y mantener las viejas instalaciones, como las de crear nuevas allí donde son necesarias.

Como parte de ese proyecto ya hemos recuperado la maternidad y el puesto de salud, además de construir una casa para las enfermeras, letrinas mejoradas y dotar al centro de agua (Proyecto financiado por Cáritas Suiza) y la casa donde vivían las hermanas de la Consolata, convertida en la vivenda de nuestras misioneras laicas, gracias al aporte de Serve.

Acabada la pintura externa del templo y de nuestra casa, uno de los objetivos prioritarios ahora es el mejorar la casa que sirve de lugar para los encuentros de formación que describía más arriba.

Anualmente destinamos un mínimo de 3.000 para este proyecto. El mejoramiento de la casa de encuentros (que incluye el hacer un nuevo techo de 600 metros cuadrados ) y su equipamiento nos costaría alrededor de 6.200 dólares.