Desde nuestra
llegada a esta tierra, nos hemos dado
cuenta cuán cierto es ese lugar
común que dice de la importancia
que la educación tiene para el
desarrollo de un pueblo. En estos seis
años hemos notado una creciente
demanda educativa de parte de las nuevas
generaciones, a la que el gobierno intenta
responder con el apoyo sostenido de
la ayuda internacional, que cubre más
del 60% del presupuesto estatal.
Intentamos con este proyecto hacer nuestro
pequeño aporte, para facilitar
el acceso a la educación a los
adolescentes y jóvenes que manifiestan
interés y que carecen de recursos
económicos para poder continuar
sus estudios secundarios, como así
también crear las infraestructuras
básicas necesarias para que dichos
estudios se realicen.
El proyecto tiene pues dos objetivos:
1) el apoyo económico o material
directo a los estudiantes y
2) la creación de infraestructuras
básicas.
a) Apoyo directo a los estudiantes
Dos son las modalidades en lo referente
al apoyo directo a los jóvenes
1-) La primera es ayudar
a un grupo reducido de jóvenes
para que continúen sus estudios
secundarios en la escuela secundaria
Padre Gumiero, que está a 90
Km de nuestra misión, en la vecina
Misión de Mapinhane.
La escuela que pertenece a nuestra Diócesis
y es dirigida por las Hermanas Agustinianas
es considerada una de las mejores de
todo el país, por el nivel académico
y sobretodo por las diferentes posibilidades
que ofrece a sus alumnos para ocupar
sana y creativamente los tiempos libres,
elemento clave de una educación
integral. Este grupo de 10 muchacho@s,
vive en lo que era el antiguo catesquistado
de la Misión, que los misioneros
de la Consolota con toda generosidad,
han puesto a disposición del
grupo.
Mensualmente uno de nosotros visita
al grupo, para intentar acompañar
su proceso formativo y solucionar los
pequeños problemas que toda convivencia
conlleva. El presupuesto anual es de
1.200 dólares aproximadamente.
Las familias colaboran sea con alimentos
sea pagando las cuotas mensuales. Los
jóvenes tienen una huerta comunitaria
muy desarrollada que les permite mejorar
su dieta y conseguir un poco de dinero,
ya que venden la producción excedente.
2-) La segunda modalidad
es permitir a jóvenes que viven
a una distancia considerable de la escuela
secundaria contigua a nuestra misión,
que vivan en nuestro terreno, constituyendo
unos pequeños barrios, hechos
por los mismos jóvenes con material
local (palos y hojas trenzadas de palmeras
para la mayoría). Intentando
facilitar la convivencia, los jóvenes
se comprometen a observar un pequeño
reglamento, que detalla las pocas obligaciones
que tienen: participar de un encuentro
semanal formativo en la misión
y hacer un trabajo comunitario de dos
horas por semana. En la actualidad son
43 los jóvenes que viven en estos
barrios. Ocasionalmente les proveemos
de comida y agua.
A la hora de la evaluación, nos
damos cuenta que necesitamos encontrar
otra forma de implementar este apoyo.
Para el próximo año pensamos
en poner al frente de los diversos grupos
a personas adultas, que se responsabilizarán
de la marcha de los diferentes grupos,
viviendo en medio de los jóvenes.
Para ello necesitamos construir algunas
pequeñas residencias, además
de garantizarles a estos monitores un
pequeño salario. El presupuesto
para poder concretar esto el próximo
año es de 5.000 dólares,
3000 dólares para las construcciones
y 2.000 dólares para los salarios
de los monitores.
b) Creación de infraestructuras
básicas
Otra forma de apoyar la educación
es la creación de condiciones
infraestructurales que faciliten el
hecho mismo de estudiar. Para ello tenemos
un ambicioso plan de recuperación
de antiguas estructuras de la misión,
que de conseguirse el financiamiento
se haría en dos etapas.
En la primera, lo que era el internado
femenino, contiguo a la casa que ocupan
actualmente las misioneras laicas se
convertirá en una biblioteca
con tres salas de estudios anexas, todas
con iluminación solar. Además
quedarían disponibles dos cuartos
que serían para albergar a 8
jóvenes, en una especie de pequeño
internado. El costo de esta primera
parte del proyecto es de 17.000 dólares.
Incluye la recuperación de toda
la estructura, el sistema de iluminación
solar y la compra de los muebles y de
los libros para la biblioteca.
La segunda parte del proyecto contempla
la reconstrucción de lo que eran
las salas de internación que
tenía el centro de salud, y su
conversión en un internado con
capacidad para unos 40 jóvenes.
El presupuesto para concretar esta parte
es de 32.000 dólares.