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Nuestra misión está situada en una zona enteramente rural cuya economía es para la gran mayoría de las personas una economía de mera subsistencia. La lógica consecuencia es una paulatina y constante emigración de la población activamente económica (sobretodo masculina) hacia las ciudades y hacia Sudáfrica, en procura de trabajo. Aquellos humanamente más dotados son generalmente los primeros en buscar otros horizontes.

Varias son las consecuencias que se siguen de esta realidad, dos de las cuales nos parecen particularmente preocupantes, una en el ámbito social general y otra para la vida de nuestras pequeñas comunidades eclesiales.

Socialmente la consecuencia es un progresivo debilitamiento de los vínculos familiares, sobretodo entre los jóvenes, debido a los largos períodos que los hombres quedan en sus lugares de trabajo, sin volver a visitar a sus familias (de uno a dos años es lo común). Infidelidades, pobreza de relaciones entre los cónyuges, el crecimiento de los niños sin la presencia del padre, son algunos de los efectos, además de ser una de las vías más comunes del aumento de personas infectadas con el Sida...

En el ámbito de nuestras comunidades, la continua “pérdida” de los líderes con mayores capacidades, muchos de los cuales han participado en los cursos de formación. Esto debilita la vida misma de la comunidad, empobrece la calidad de sus celebraciones dominicales y de la catequesis, merma grandemente su capacidad organizativa y su relevancia en el medio ambiente.

Tratando de responder a este desafío, estamos intentando generar pequeños proyectos productivos, destinados sobre todo a nuestros animadores comunitarios. Proyectos que le permitan tener una pequeña entrada de dinero asegurada. Hasta ahora hemos conseguido concretar el surgimiento de una pequeña carpintería artesanal y el mejoramiento de las condiciones de trabajo para un pescador (compra de redes y otros elementos). La ayuda recibida, la van devolviendo a través de su trabajo. La idea es crear también en los beneficiarios un espíritu de solidaridad.

Actualmente estamos en el proceso de implementación de un proyecto para la producción en escala de miel, que beneficiará en un primer momento a 4 líderes. No es simple el poder generar proyectos sustentables en nuestro medio: la deficiente calidad de los caminos, la inexistencia de energía y lo reducido de los recursos desafían la creatividad y la imaginación, para poder ponerlos en marcha y para que se sostengan en el tiempo. Cada uno de los emprendimientos tiene un presupuesto máximo de 1.500 dólares.